La polémica por la instalación de las fábricas de pasta de celulosa en Uruguay tiene un costado hasta ahora oculto: lo que sucede de este lado del río. Aquí, una investigación de la industria local de papel. Son diez empresas que en su mayoría usan tecnología contaminante. Dónde están y cuáles son las denuncias en su contra. Los casos que lleva Final del formulario Hay otras papeleras, que es como decir: hay otra historia. Las otras papeleras son las que, silenciosamente hasta ahora, vienen produciendo y en muchos casos, según denuncias, contaminando en la Argentina. Las más conflictivas son Alto Paraná y Celulosa Puerto Piray, en Misiones; Celulosa Argentina, en Capitán Bermúdez; Ledesma, en Jujuy; y Papelera del Tucumán. Este último caso es el único donde cabe anotar una victoria en la lucha por preservar el medio ambiente, ya que la Cámara Federal de Tucumán dispuso el procesamiento de los directivos de esa empresa.
En la otra historia que enseñan estas papeleras, el problema de la contaminación no se reduce a la tecnología empleada (el debate central en torno de las plantas de Uruguay) sino que, aun antes de que haya empezado a funcionar la primera máquina, empieza en el desastre ambiental que pueden causar las plantaciones de pinos foráneos –como se denuncia en Misiones- o en las enfermedades causadas por el bagazo usado como materia prima –Misiones ejemplifican la “piedra libre” que las emcomo se denuncia en Jujuy–.
Las denuncias sobre presas estarían en condiciones de lograr, no sólo por la inacción de las autoridades reguladoras sino por la extorsión de hecho a la que pueden ser sometidas las poblaciones cuando sus fuentes tradicionales de subsistencia –por caso, el cultivo de yerba mate– les han sido sustraídas.
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